Hoy el chanate no canta para mí.
Lejanamente se escucha el llanto de un ave sin forma;
Los ojos se me llenan de casas, cables,
de árboles que se han visto en la necesidad
de adaptarse al viento citadino.
La soledad me despertó a las cinco de la mañana,
dice que el día comenzó hace tiempo;
las hormigas van ya con su décimo cargamento.
A veces el humano se ve en la necesidad
de sentirse solo aunque sea un rato
para darse cuenta de que el entorno reverbera,
Que los pájaros no dejan de cantar,
Que la tierra sigue pariendo brotes nuevos;
El agua corre melódica y sin prisa.
Lejos, frente al mar
las mujeres conca´ac tejen
y sus risas dejan muda a la tristeza.
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