jueves, 28 de enero de 2010

oficios de mujer

Astronauta.

No quiero que me bajes el sol,
La luna o las estrellas: Mejor yo subo.
No a luna de miel, o de queso,
ni quiero que me quieras con los pies plantados
sobre la tierra y si tú me amas
yo voy a Marte.
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Carpintera

La tía consuelo
sacándole carcajadas a la madera
con un cepillo la peina, le pone su traje de mesa
y si se le antoja la nombra rompecabezas.
Los niños se bañan con las virutas
que se escapan del talento de la tía consuelo.
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Albañil.

Portadora de equilibrio, me nombro creadora.
mantengo el nivel en su punto medio;
le aplico su maquillaje al rostro de un posible hogar
y le pongo su vestido mineral.
Mis manos, amadoras del trabajo, no del colágeno o la elastina.
¿experiencia laboral? Puedo decir soy mujer,
diestra cimentadora de la vida.

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Papelerita.

Se rompe un capullo y antes del alba
se Ilumina una esquina en la ciudad con ojos de niña;
Parpadeo de semáforo y piececitos ofreciendo
Información de papel a la modorra que en fila
anda al trabajo. Revoloteos de oficio.
Más tarde la harán mujer
Y en la misma esquina nacerá otra mariposa.
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Gasolinera.


Tengo una pistola en las manos y no temo utilizarla.
Cada mañana me levanto con cara de mujer,
Y camino al trabajo con mis pies de mujer.
Soy diestra manejando la bomba y la pistola;
por la noche regreso con la luna
y olor a gasolina
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Transportista.

Trabajo con el listón de asfalto;
soy bordadora de ciudades.
Mi trailer, aguja de carreteras.
Los otros, los de la testosterona
a veces me dicen”Lola”.

Nostalgia de león

La carpa
brota como un hongo
ofreciendo promesas de diversión
los niños
de la mano de los padres, inocentes
se guían por el premeditado rastro de maíz.

Tercera llamada: las luces se encienden.
Aparición de nómadas con tentativas de artistas.
piel de oropel
que cubre la ignorancia.
El presentador hace caravanas;
con adjetivos superlativos anuncia su llegada:
el león.
Un hombre, aparente camarada
entre risas, juegos y palmaditas
hace de dentista
Entre las fauces (nótese lo desdentado),
arriesga su cabeza

Y la función sigue hasta que se acaba.
Atrás
el camerino del rey de hierro especial.
Un bostezo tras otro.
¿Será el polvo o se derrite en tristeza?
Sobre su cama de paja, acicala sus garras ya inútiles,
soltando gruñidos ocasionales
para no olvidar que alguna vez gritó su libertad.
frente a un desfile de ojos con derechos de taquilla
Increíble espectáculo es éste:
¡Pásele!
¡Pase usted a ver a la fiera que rumia
las nostalgias más grandes del mundo!