jueves, 30 de diciembre de 2010

gripe espiritual

Hay una mano en mi pecho que no se ve. Es una mano que estruja y hace un hueco como si fuera un codo. Es una mano fuerte.


Hay un agujero en mi centro tan profundo que atraviesa mi dentro. Quien se asome puede comprobarlo y mirar a mi a través.

Hay, algo hay en mi sin embargo no es más que ausencia. Algo se fue y me preñó un luto grande como una gripe fuerte. Por eso:

Me quedo quieta

Me quedo tiesa

Me cubro

Pero tengo frío

Se me mojan los ojos

Tengo escurrimiento espiritual

Me sacudo pero no sirve el papel

Es como hidrofobia

El agua no apaga la sed

No apaga la tristeza, ni despierta

Ni consuela

Ni es agua

O no soy yo

O no es nada la nada

Ni nada.
No tengo un jardín con flores ni árboles a los que el viento mueva las hojas, por lo tanto, no tengo ritmo botánico que entre por mi ventana y alegre este día con agujeros de tristeza. Mi ventana está tapada con aluminio parchado, un cuadro. Si abro la boca de mi ventana no hay más que ver sino un patio árido y decadente que riego solo con intenciones verdes.


No tengo ya una tortuga que cuente mis segundos y mi gata está comprometida.

Tengo mi cuerpo pegado a la cama y un amor que ha jugado a todo lo contrario.

Tengo una tarde cariada, artificialmente endulzada. A mi alma le duele la garganta.

sábado, 18 de diciembre de 2010

MUJER

No solo la de caderas y cuerpo estilizado,

ropa de marca y cándida sonrisa es mujer;

también las hay mujeres cadera de pan,

Piel de naranja, risa de ave a las seis de la mañana.

Mujeres con ojos de sombrilla que se abre a medio día,

y con tristeza que juega a las escondidas.

Algunas portan sus pechos de cantimplora,

otras los mismos de su niñez.

En la sierra hay mujeres como yegua,

que pacen por el monte, retozan con el vaquero

y regresan a su casa, donde una nana tuesta café

y la madre mujer canta canciones a la preñez.

viernes, 3 de diciembre de 2010

ESCAPE es la palabra refrescante


con sonido mercadotécnico perfecto

si lo acompaño con SAUDADE, es un menú casi completo

solo falta añadir una dulce POSIBILIDAD

y un ADIOS calientito y amargo.

Amor en Arial 12 predeterminada

Aquí dejo el residuo de lo que amo.


Fue lo que fue

Para dejar de ser lo que quería.

Escribo sin gana

Es gula de poesía

Caen migajas en la página en blanco

Manchas de betún de Microsoft Word.

Quise dejar constancia de mi amor en letras rojas

Tinta sanguínea

Pero

Es fuente Arial 12 predeterminada, mi amor.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Botánica humana

Mi aroma lo hace el tiempo perdurable y aromoso; A veces broto y me estiro. El viento trae consigo un regalo de semillas para fecundarme. Me gusta. Lo repito para regalar a esta era retoños sin clasificación en la botánica humana.

Ellos dan esperanza de preservación a la tierra que los contiene. Se perpetúan los genes apasionados de veranos, de las palabras que algunos pocos piensan que más vale la pena criar entre hojas que tirar al piso caliente; de manchar la ropa de espesura cromática. La noche suspira aliviada pues habrá todavía locos que muerdan la almohada de amor, que no ignoren el consejo del grillo y amen febriles hasta con los dientes.

El ecosistema no estará falto de quienes lleven a las hormigas, compadecidos, en sus manos cóncavas y temblorosas.

martes, 2 de noviembre de 2010

Morir


Morir es un regaño para los vivos. Somos hijos de la vida y no nos gusta que nos manden a dormir.
Para el que cierra los ojos, tal vez tome la situación de otra manera:
¿ y si morir es andar desnudo de la vida? no hacerte evidente ante la gente;
tal vez morir tenga otro nombre cuando mueres.
¿Y si morir no es morir?
Hace ya tiempo que mi abuela se quitó vejez y enfermedad. Las dejó arrugadas sobre su cama. Alimentó tanto a su espíritu, que creció de más y le quedó el cuerpo ajustado. Se desvistió y le gustó la sensación del viento en su alma desnuda.
Todos lloramos a la abuelita sin abuelita,
como niños regañados.

Porqué no estuve en el fin de la función


A don Jorge Velarde

Por: Rosío Rendón
Lo que pasó es que llegué después de un mes fuera. Estaba yo como tallerista de cursos de verano en un poblado a dos horas de aquí. Antes de irme él ya se estaba recuperando porque ya caminaba mejor, ya no se agotaba casi y hasta quería ir a visitarme al pueblo.
Cuando pasó lo de su enfermedad, cuándo no podía respirar y tuvimos que ir al hospital de urgencias en la noche, en la cama del hospital él me daba indicaciones por si algo determinante y sin vuelta ocurría: los papeles importantes dónde encontrarlos, cómo quería su entierro. Al otro día ya mejor nos reímos de esto. Y de vuelta a casa nos carcajeábamos de los algodones con alcohol que se echó a la boca por goloso, creyéndolos bombones; una exuberante demostración de su enorme repertorio de maldiciones que el alcohol no suavizó. Así era él. Corajudo y fuerte, siempre masticando y compartiendo chingadamedres al prójimo. Ese era su personaje a representar, porque en realidad era una galleta: frágil y dulce; lo demostró incontables veces a sus nietos, a mí, a su familia adoptiva que lo desmoronó y al final se lanzó sobre las migajas. Me hubiera gustado estar hasta el fin, pero hubo quienes ya olían la muerte y como dicen por ahí el león y el ladrón creen que todos son de su condición, se me restringió todo contacto con él.
Como iba diciendo, cuando regresé de dar talleres fuera de la ciudad fui a verlo y ya no estaba. En su lugar había un remedo de Jorge, alguien que intentaba ser si mismo, pero le habían robado el porte, el orgullo, la dignidad. Vi a un viejecito bebé, que no podía ni hacer del baño solo, que ya no se podía dar el lujo de preocuparse por estar guapo como siempre lo hacía, porque apenas le alcanzaba el tiempo para tratar de no morirse. Con la barba de semanas, las uñas largas y la cama mojada. Quiso que me quedara con él que le ahuyentara tanta ave negra, y por una semana tubo interés por el ensure y el llano en llamas, solo que yo sola soy débil y mis hijos muy pequeños. Pensé en una enfermera de planta que ayudara pero hubo negativa rotunda y con poder de decisión que otorga la sangre. Finalmente yo no la llevo.
Pronto de vuelta al hospital y de ahí en adelante no sé. Supongo que cuando abrió los ojos y escuchó de nuevo los graznidos y vio el libro abierto dónde nos quedamos y no lo pudo alcanzar y el capítulo siguiente se quedó afónico porque no pude prestarle mi voz y a veces la sonaba campanita de miedo y ellos no acudían y la almohada se le desacomodó y no volvió a estar acomodada; cuando no encontraba el bastón ni el sentido de las cosas y no vine yo le dije el día ni la hora, y ya no me senté en el sillón frente a él solo para que viera que la casa estaba más habitada que solo de él. Cuando los niños ya no pasaron corriendo por el pasillo frente a su habitación. Entonces supongo que se le encogió el corazón, tal vez se preguntó por ultima vez, cómo tantas veces en su desesperanza y sabiendo lo que ya venía, pero para escuchar una respuesta mía, ¿y ahora qué hago? Pero nadie le leyó los ojos.
entonces mejor decidió concluir la función.

lunes, 1 de noviembre de 2010

a veces también quiero

A veces quiero recargarme un rato, hacerme frágil, quebrarme, no ir contra nada. Simplemente estar sin ser y no sentir, dejar de lado el vocabulario de poeta, que me basten rudimentarias palabras para subsistir. Solo quiero sentarme un momento y no tener expectativas elevadas, contentarme con nada. Amo ser la señora de nadie, poder dejarme caer un rato junto a una amiga de las que no se mercan, que no me cuestan horas extra y que están siempre availables.
Deseo dejarme caer y que nadie intente levantarme. Nací en este lugar donde se cuela por debajo de la puerta el “deber ser o tener”. Aquí no hay alegría que no se deba comprar porque si rompes la etiqueta el precio se te carga automáticamente. Es necesario, al parecer, ser parte de la red para que nadie se escape. A quien se siente navaja se le quita el filo, se guarda una temporada o para siempre…
Es difícil a veces porque una desearía ser un mocasín pasado de moda, ya andado. ¿Qué necesito para ser completa, para el no fracaso, para poder ser“una persona realizada”?
¿Debo aspirar a qué y para qué?
¿Será que debo recoger mi pelo, que no lo juegue el viento, habré de dejar que me monte un anillo algún señor ingeniero o un ganadero Tal por Cual, o ser la "Madamme del Affaire d´un politíque", la bonita de fin de semana y viajes de “negocio”? ¿Deberé dejar que el espíritu se acostumbre a lágrimas televisivas?
Es necesario saber de marcas, conocer los supermarkets de oferta y moda. Se les da felicidad empaquetada a los niños con señal inalámbrica. ¿Habré debido decidirme por quien me compre en Phoenix un Channel original, con visita martes y jueves, ida al antro, esperar que me “pida” para organizar meticulosa y escrupulosamente una boda fastuosa, irnos a Las Vegas, engendrar bebés Gerber………………………….. ¡NO! yo solo quiero sentarme de noche en una piedra en medio del monte, que las estrellas brillen como si estuvieran de fiesta y que los grillos muevan sus patas y vibren. Solo quiero nada, nada más que descalzarme y sentir piedritas y ramas, que el viento huela a hierba fresca de noche. No sentirme aludida. Que nada que me rodee conozca una sola palabra, que no exista el raciocinio. Quiero ser ahí y que no existan las puertas, caminar si quiero sin que haya veredas para que me abracen los arbustos.
Quiero morir y renacer de monte y de silencio.

viernes, 29 de octubre de 2010

QUIERO

Quiero
Un cigarrito que encienda las ganas de consumir la vida
Quiero
un elote que me muestre los dientes de sonrisa vegetal
quiero
una piedra que le dé duro a todo lo que me quiebra
quiero
una nube que cubra la llamarada que calcina mi ánimo
quiero
un guante a la medida para tocar el espíritu del que escabulle la realidad
quiero
un puño de arroz para sembrarlo uno a uno y que la paciencia brote
quiero
una idea que me atraviese rápido y no se note si me muero empeñada en ella
quiero
un día en medio del montepasiónfrasedementepoema

miércoles, 27 de octubre de 2010

Nadedad

Rosío Rendón


No existe lo definitivo, lo rotundo, eso que se piensa totalmente de cierta forma no lo es tal. ¿Hay lo totalmente bueno o malo? no. Tampoco existe lo eterno. Eso que pensamos no es como lo pensamos y nunca se irá, no es así. Siempre estamos en cambio constante, en constante movimiento. Ayer no éramos lo que hoy. Hoy no pensamos como mañana.
Lo que prevalece es nada. Nada es único. No se puede dar por sentado nada en absoluto más que la certeza de que no habrá futuro igual a presente. Nada conservaremos tal cual. El dolor o la felicidad que hoy sentimos, otro día se habrá de transmutar en su opuesto.
Se ha ido. No lo habría sentido tanto como hoy si hubiera pasado antes. Pero hoy es cuando ha ocurrido así. Era el destino que quiso justo la injusticia de hoy. Por eso se fue en este momento, por eso el hueco es tan obvio como pudo no serlo en otro momento. No puedo hacer nada ya, porque se ha alejado como globo de helio que se escabulle de una mano infantil. No es justo, pero así debía ser. Por eso no viene al caso llorar. Lo que pasó ya es. Lo pensé de otra forma. Creí que si ocurría no tendría tal fin. Simulo un poco de tranquilidad, rayando en desinterés, porque no está de más ponerse el escudo. Por eso mi rostro así, sin expresión. Oculta tan bien como un arbusto esconde una mantis. Camuflajeo la llaga que me brotó en medio del espíritu. Que no se note. ¿Para qué?
Hoy amanecí llena de vacío de toda clase. Rica en no tener. Puedo bien llamarme la reina de la nada. La diosa de lo inexistente. Eso soy hoy. He intercambiado este día el cristal de mi mundo. Lo torné azul y a ratos gris, aunque no tengo nada en contra de esos colores, pero han sido etiquetados por convenciones del mundo occidental como colores de la tristeza. Es solo por eso que elijo mi cristal de tales matices. Miro a través de ellos como si fuera un sitio distinto. La gente parece falta de oxígeno, el cielo se ve preñado de agua. Mas todo es ficción pura, no hay tal cristal, ni mi ojo se ha asomado a través de nada. Incluso no recuerdo haber abierto los ojos este día, ni siquiera me he asomado a la ventana ni me consta que ya amaneció, o si he soñado este mundo del que hablo o existe en realidad.
No tengo la certeza de nada, aun menos de que sea la “nada” algo para describir lo que no hay, no hay, no hay.

todo bien

Todo bien.


Todo bien, el mundo en resumen. Son las palabras mágicas de quien se ve varado de pronto y quiere continuar la vida a la deriva.
Repite todo bien en ayunas y antes de dormir para gozar de sus efectos vigorizantes y anestésicos.
Todo bien a los que no tienen un peso en la bolsa: andarán más ligeros.
Todo bien a quien dice padecer de soledad: es ayuno de compañía, no enfermedad.
Todo bien si te enfermas, si pierdes algo o alguien;
si no eres amado, todo bien, si estás afligido, si te llueve la rutina, si tienes anemia o sobrepeso, si la vejez te llega ligera o te duele la adolescencia.
Todo bien, todo bien, todo bien.

hoy no sé

Hoy no sé. habrá luna, no se, no sé nada que antes daría por cierto.
Cuántas veces he sido, no sé, ni siquiera tengo idea de lo que seré mañana.
No tengo idea del ahora. Los grillos cantan y el canto sale de una grieta que no
veré nunca, nunca tendré idea precisa de qué generación es la que canta esta
noche en la que me acompaña como música de película dramática.
Mi gata sentada en el piso, caigo en cuenta que es una desconocida para
mí; tanto tiempo compartiendo espacio sin saber lo que piensa. Así es con las
otras personas aquí. Somos completos desconocidos. Somos como huevos que
no habrán de empollar. No sé que ave llevarían dentro. ¿Habrán alguna vez de
volar?
Yo misma, ¿volaría alguna vez o eran sueños en los que saltaba de uno a otro?
La única certeza que me queda es este vacío por dónde se cuela toda
sensación. Camino y el viento cálido que dejó el día choca conmigo.
Hoy puedo enfriar con mi espíritu cualquier beso tibio.

martes, 26 de octubre de 2010

Agosto.

En agosto salen las chicharras gritonas sin pena delatando los pasos de la lluvia. A veces mentirosas y otras casi siempre, cantan la verdad. Un pinacate, camina difícilmente; con dificultad mira al cielo y lanza una lenta y dificultosa plegaria: “D i o s m a n d a n o s l a l l u v…” ¡plas! Un chubasco de saliva, detrás pasos retozones y un viejo conjuro. Vino el chaparrón.
En agosto la tierra se aparea con el sol y preñada le crecen senos de sandía.
Besa al cielo y su saliva sabe a mar. Está tendida la tierra, a veces fogosa y en otras se pone su velo de luto nocturno porque no sabe quién ha muerto, o porque ya no escucha nuestro bullicio y entonces le da sueño. Se arrulla con el silencio. Es cuando los novios se roban a las chicas, tirándole una piedra a la ventana, con la complicidad de los grillos, por las actuales noches de agosto, como en agostos de antaño.
El sol inicia su jornada y la tierra se despereza enjuagándose la cara con el rocío de la mañana.
En la ciudad agosto se viste de energía. Desde temprano los autos andan por donde les da la gana y la gente aprovecha el raite. Listones de chapopote y gravilla, como un comal caliente le cocinan los pies a los ocurrentes que se van descalzos por el refresco de mediodía. Nos escodemos de los regaños del sol en nuestras casas y subimos el volumen al estéreo o a la tele.
Pero agosto ha de acabar lo mismo en el monte o en la ciudad y se irá lento, como los viejos sabios, sin prisa, porque conocen que de cualquier forma, en otro ciclo habrán de volver
Tan pronto como lo pienso lo desvanezco para que no encuentre camino de vuelta, igual que se hace con las huellas del caminante en el desierto; que no haya vuelta atrás, porque deberá orientarse al mismo bosque inicial. Cactus y choyas me envolverán en un círculo para que se quede lejos eso que pienso.
No será entonces más que un espejismo en un camino desolado.
Esta es la noche que no debía: los grillos se quedaron dormidos, la música no pide permiso: los amores son de cemento.
Los rincones se llenan de palabras-escombro que la escoba no alcanza. Los había escondido bajo la alfombra que siempre quise tirar y no se pudo, la que pegaron con pegamento que de tanto oler causa aparecidos.
Sola, el té que absorbo como última esperanza de sentir calor se va corriendo para dentro y ya busca la salida. El corazón tiene un hoyo y el taller cerrado por domingo en el día que no debía.

viernes, 22 de octubre de 2010

¿Dónde estás prenda querida?

Rosío Rendón

¿Dónde estás prenda querida? Cantaba la chilena Violeta parra a su amado Gilbert Favré, una de tantas canciones que compuso al amor que se fue. El tema del adiós se repite incontablemente a través de la historia de la humanidad en versos de canciones y poemas, se plasma en pinturas y el espíritu de todos y cada uno de los seres que han pisado este mundo desde su inicio hasta este momento.
Todos perdemos algo en algún momento de nuestra vida: un juguete, un calcetín, una joya, en fin, hay toda una variedad de objetos en nuestras vidas que desaparecen sin decir adiós. Existen los creyentes que rezan conjuros al ánima de la basura, pero qué opción tienen los que sufren de desgano, los que pierden el ánimo, ¿existe el ánima del ánimo? ¿Habrá un conjuro tan poderoso que haga recuperar las ganas de vivir de quien ha perdido algo esencial en su vida, su espíritu? No creo. Experimento y me pongo a mirar a la gente que transita por la calle. Miro sus ojos y trato de adivinar: ¿es un ser completo? En su mayoría, los ojos evidencian ese descontento, la injusticia que el destino cometió al ponerle en algún momento a la persona que parecía ser el fin del calvario del amor. No. No. Resultó que no. Y lo conjuros para el malestar que deja el veneno del aguijón del desengaño no existen y tampoco puede uno hacer uso de los servicios médicos e ir al área de urgencias del hospital, porque simplemente a ninguno de tanto intelectual humano se le ocurrió un suero para el corazón engarrotado.
Están los poetas, que con su mezcla de palabras mágicas exudan el veneno inútilmente, con el consuelo de alcanzar a la muerte cada día con la escalera del verso. Se cuentan varias historias de poetas y otros artistas moribundos que se desgastan en creatividad. Se dice de la poeta que a través de su vida miraba el cielo y solía contar de vez en cuando alguna estrella fugaz. Eran para ella cosa de nada porque las estrellas fugaces abundan en el universo y atraviesan el cielo como los autos en las calles, solo que la noche las oculta a casi todas con su pañuelo negro. Se cuenta que así un día volteando arriba algo iluminó de pronto su rostro y ese resplandor se propagó por todo su cuerpo, entonces se consideró a sí misma el ser más feliz, no solo de la tierra, del universo completo. Era un cometa (sabrá usted que los cometas visitan el cielo terrestre casi cada siglo). Entonces de la poeta nacieron frases que muchas veces se tragó por considerarlas tan hermosas que quiso conservarlas en su mente. Así fue como se intoxicó de amor y poesía; no tomó en cuenta que tanto brillo resulta peligroso, porque es aun más venenoso que las estrellas fugaces, además los cometas, así como esas estrellas se van y nunca vuelven. Jamás se repiten en una vida. Dicen que la encontraron de noche por los residuos del resplandor del cometa, hinchada de poesía, cuenta la gente.
Todos sentimos enorme desconsuelo por saber que eso amado, sea ser u objeto, no volverá ya. No será tangible ante nuestras manos y estará al alcance de quién sabe qué otra persona de dudosa fiabilidad a quien seguramente, por celo adjudicaremos los peores defectos. No todos somos poetas, no todos tenemos la posibilidad de exaltar nuestro dolor de extravío con frases estéticas y medicinales. Perder algo en nuestras vidas nunca deja de ser doloroso. Pero es decisión individual el convertir esta experiencia en una cola larga y pesada que arrastrar hasta el fin y que se atora y no nos deja andar por el mundo, o puede ser una lección de la vida, porque a diario perdemos algo sin darnos cuenta, mas hay pérdidas grandes que nos marcan.

miércoles, 20 de octubre de 2010

DENTRO

Aquí dentro el mundo se pausa, todo es cajones entreabiertos, mesa enmarañada; el aire que se mete por la nariz anda autómata por la casa. El sillón cojea inerte, abuelo, acoge en sus rodillas dadivoso da sorbos de descanso. Aquí es donde se acaba el algarabiado día, le cerramos la puerta en las narices al barullo de la calle
y silencio.
Dentro, más dentro, no siento el cauce. Microsegundos separan al siento del pienso. Soy una pitonisa del ahora con mis ojos vidriosos. Es tal lo real y no le queda el disfraz que le doy. La pintura es invisible al espíritu, y hay tantos jardines que mi flor no es única y mucho menos sufre de complejo egocéntrico
¡Cómo lo siento!

la noche más triste que yo

La noche está más triste que la plantita que olvido regar
en casa
la que está más triste que los grillos que rasgan con sus patas
el viento
que está pasivo, cansado de andar lo detiene
la piedra
que se enrosca para no sentir la patada que le da
la gente
que en sus casas se esconde por no mirar
el cielo
que está de humor negro porque es melancólico
el otoño
que se adelanta por saberse
en octubre
En esta noche casi tan triste
como yo
que solo pienso
tus ojos
miel.

martes, 19 de octubre de 2010

BENHUR

Amo las colmenas que son tus ojos,
Mi corazón tiene clavado un aguijón:
Es cosa de nada enamorarse de tu mirada.
Tus labios son una trampa para emboscar a mi lengua
y tu olor es el señuelo.
Voy a sembrar mis besos en cada poro de tu cuerpo
y crecerán frutos casi tan dulces
como la miel que fluye de tu mirada.
El cielo envejeció de nubes. Abro la puerta principal de nuestra casa chica
su nostalgia entra en ráfaga y los muebles se empolvan.
La casa alcanza a mirar los cerros de puntitas; cómo grita el viento y le acaricia el pelo a los
mezquites. La pitahayera arrulla al hijo que regresa a esta casita que nunca ha pisado.
Si viene le tendré una mínima cama. No necesita más.

mira

Un zopilote mira
¡Cómo mira! tiene su ojo en la mira
Y ve tú, amor, lo que nadie observa.
Es presagio tal vez del fin de la razón.
No puedo pensar sino que soy una posibilidad;
algún día seré lo que su apetito quiera,
mas por lo pronto mi corazón es un enorme canapé.

domingo, 29 de agosto de 2010

Una postal de Benjamín Hill

Rosío Rendón.

Ahora que se termina mi tiempo en Benjamín Hill, trato de observar todo lo que en él hay con mucho detenimiento. Quiero llevármelo todo, todo: las calles, el aroma de sus mañanas, los amigos que me regaló. El amor.
Llegué por vez primera a Benjamín Hill por puro azar, ya que, en el marco del festival Kino me tocó dar talleres en éste lugar. Yo no sabía mucho acerca de Benjamín, por lo que semanas antes comencé a investigar por internet y a preguntar a mis conocidos qué sabían acerca de este pueblo, pero de ninguna manera pude recabar suficiente información, ya que en internet no hay mucho acerca de él. Cuando preguntaba yo ¿Qué puedes decirme acerca de Benjamín Hill? ¿Quién fue Benjamín Hill? Casi la mayoría de las personas sabían que hay una gasolinera. Es todo. Solo uno de mis conocidos más añosos me platicó que fue un pueblo muy rico gracias al ferrocarril, que era la principal fuente de empleo de sus habitantes. Tenían excelentes escuelas, parques, ¡hasta un zoológico! Si, la población de Benjamín Hill tenía la opción de ir a visitar animales exóticos los fines de semana, pues este era un zoológico en forma, con leones, monos y todo tipo de animales que se acostumbra en los zoológicos. Esto nos da una idea de la riqueza que había entonces, estoy hablando de hace unos veinte años tal vez. Desgraciadamente el ferrocarril entró en decadencia, por lo tanto el pueblo también. Sus gentes tuvieron que salir del lugar hacia otras poblaciones buscando la manera de ganarse la vida, por lo que, durante años, puede decirse que fue un pueblo fantasma, triste y repleto de desolación. A mi, en lo personal me cuesta trabajo creerlo, si no fuera porque quedan testigos silenciosos como el “parque ferrocarrilero” que aun conserva un pequeño tren a escala que si funcionaba y está hecho exactamente del mismo material que los otros. Ahí se pasearon los actuales adultos, los papás de los niños a quienes me tocó dar mi taller de máscaras y juguetes de reciclado.
Manejando por primera vez por la carretera rumbo a “Benja” me iba imaginando lo que me esperaba. Creo que las películas del oeste estaban en mi cabeza, por la descripción que me habían dado de pueblo fantasma, me veía parada en medio de una calle polvorienta, sin sombra y cardos corredores atravesando la calle. Tal vez unos ojos desconfiados asomándose por una rendija mirando a la forastera. Qué sorpresa fue para mí llegar y toparme con un desfile de vida. Las calles plagadas de gente en su trajín diario, muchachos saliendo de la escuela, niños correteando en la plaza.
En el ayuntamiento fue que vi por vez primera a mi no solo gran amigo, mi hermano de espíritu, Alberto Zepeda, quien es el responsable de mi amor por Benjamín, ya que el fue el encargado de traerme la primera vez, donde tuvimos conexión inmediata, así que mandó por mi esta segunda vez, para tener el placer de ser hilleña por un mes, en el que su gente me acogió con mucha gentileza y cariño. Pude tranquilamente recorrer sus calles repletas de árboles de duraznos, zapotes, naranjas y nidos. Hay golondrinas. Fui testigo del nacimiento de cuatro golondrinitas. Vi como sus padres las anidaban y me deleité con sus primeros vuelos titubeantes. También he visto el revoloteo de los niños y su imaginación. Sus manitas forjando ideas, pintándolas con acrílico y pegadas con silicón. Los miré contemplar el cielo y condensar nubes haciendo la lluvia y ofrecer pasteles de lodo y alocada felicidad, interrumpir el mutismo de los charcos, ahogar el aburrimiento. El monte lo abraza a Benjamín, por eso sus gentes andan sin miedo a cualquier hora, no cuidan sus espaldas porque se saben en el refugio perfecto, en el regazo de la madre tierra, los cubre por la noche con su manto bordado de luciérnagas estelares. Son bellos los hijos de Benjamín, especialmente Benhur,el de los ojos miel.

Ahora que se termina mi estancia aquí, que ya no veré el tren, que no me llenará los pulmones su aire, pienso que es el lugar perfecto, a donde tendré que regresar seguido porque dejo cosas vitales, porque mi corazón desde aquí palpitará para que pueda seguir con mi rutina de bulevares y luces artificiales, donde se les ordena a las plantas por dónde crecer y la gente no se conoce, ni se saluda por las calles. Donde ningún hombre ha sabido domesticar mi corazón. Donde hasta la lluvia teme salir a las calles.
Por eso mejor regreso pronto.

los comeviejos

Todos salen temprano por la mañana de sus casas
Unos con rumbo otros sin él.
No se adivina que es lo que llevan guardado bajo la blusa o la camisola.
Es algo que ellos solamente pueden comprender. Buscando un indicio de lo que son
Miro para abajo: zapatos de distinto tipos. Hay los que tienen fastidio en los pasos
Y los que caminan para encontrar el rumbo que han perdido desde antes de nacer.
Quiero este día sin ropa ni zapatos. Es el día perfecto para no despertar.
Hoy mi realidad es solamente la imitación perfecta de la vida.
No soy pesimista, no me confundan.
Es que es difícil llevar la cotidianeidad de los días felices
Sabiendo que hay ancianos que pasan sus últimos tiempos
Con las alas enredadas en sus cobijas.
Hay personas que se dedican a desplumar despacito, sin que se note.
Se relamen de un próximo festín y no les importa llevar las manos sucias
De la mierda que se resbala de su pecho.
Los comeviejos.

viernes, 14 de mayo de 2010

NEMORINO

Nemorino
baja del escenario
y observa
bien:
mi respiración
se apura
a tragar el aire
que escapa
de tus pulmones.
Mira como te miro
¿no ves la rosa
que lanzo
a tus pies?
Cógela
y
quítate el nombre;
desnúdate,
vístete de ignoto
como aquella primera vez
que te vi.

martes, 16 de febrero de 2010

México Vs. Ex braceros: como quitarle el dinero a un anciano

Rosío Rendón

Por casualidad me tocó presenciar una junta de la asamblea nacional de adultos mayores, los ex braceros.
Con una manta pintada por ellos mismos, con toda la inexperiencia en rotulación pero con la firme decisión de que se les haga justicia. Fue el señor Víctor Manuel García Irene, presidente de la agrupación quien dirigió la asamblea. Don Víctor es un hombre a quien los años no le restan porte. Un líder nato que dejó una impresión muy fuerte en mí. Pocas veces se topa una con alguien tan apto para guiar a la gente. Habían hecho la invitación al Delegado de Gobernación, el señor Pesqueira, quien tuvo el decoro de asistir, no obstante chocaba con los intereses de esta gente, comenzando por su gesto amigable que desentonaba con su descarado discurso, en el que les informaba a los abuelos que se les entregaría todo su dinero, si, pero fraccionado en cuatro mil pesos anuales. Una burla para los ancianos. Se escucharon voces, comentarios afligidos -¿y creen que vamos a durar tanto como para que se nos pague todo así? Era la queja sobresaliente.
Mi abuelo fue bracero, igual que todos los que ocupaban una de las butacas del auditorio del Congreso de Estado esa mañana. Desde muy joven se arriesgó a morir de hambre, sed o cansancio por su familia. Así fue que dejó su juventud en los campos gabachos. En cada manzana que cosechaba, iba sembrando prosperidad para sus hijos, sus nietos y el resto de sus descendientes de aquí hasta el fin de la humanidad. Nos cambió el destino.
Por eso cuando me enteré de qué trataba esa reunión, no vacilé en entrar y por un instante era la casa de mi abuela, porque fui recibida con el aroma de la ancianidad, de la abuelez. Un auditorio lleno con los abuelitos de alguien, nuestros viejitos audaces que no deberían haber hecho esa reunión, ni ninguna de las anteriores porque simplemente no tienen por qué rogar al gobierno que les dé lo que es suyo! Todos ellos trabajaron duro, todos se arriesgaron en algún momento de sus vidas, todos enriquecieron las arcas del país enviando dólares cuando éste atravesaba una crisis tan fuerte o quizá más que la actual. Se vieron en la necesidad de salir solos, dejando a sus esposas, madres, hijos, su comunidad; estoy segura de que todos llevaban los bolsillos repletos de esperanza y faltantes de dinero. Pero lograron atravesar desiertos y burlar vigilancias de la misma manera que lograron burlar la mala fortuna y la mala suerte que el destino auguraba a los de su sangre.
A cambio de lacerar sus manos cada día y depositar sus fuerzas en sus dominios, el gobierno estadounidense depositó parte de las ganancias de nuestros abuelos en un fondo de retiro, que puso en manos del gobierno mexicano, para respaldar la vejez de esos jornaleros extranjeros. Lo increíble fue que sus propios paisanos, el propio México que debió velar los intereses de estas personas, han sido los causantes de tantas penas, quienes los han forzado a gastar la energía que tenían destinada a jugar con sus nietos, a sembrar su jardín, a cumplir con los sueños que cualquier joven guarda para su vejez.
Ahora deben dejar sus casas cada mes para ir a las reuniones de la asamblea de adultos mayores y aguantar los dolores típicos de su edad, porque no es justo lo que hacen con ellos. Porque el gobierno, en ese momento apellidado Fox, les prometió en un principio pagar su indemnización, aunque sea una parte, que se acordó serían 38 mil pesos, cantidad que no completa lo que les corresponde a cada uno, pero que la necesidad les obligó a aceptar sin intentar pelear el resto. Mas sucede que el régimen, sabiendo que trata con personas para quienes el tiempo se vuelve más precioso que el oro, se vale de eso, por eso contrata gente inepta, iletrada, que no pone cuidado en hacer bien su trabajo porque así se van acortando las listas de los ex braceros, que van muriendo sin haber visto un peso de ese dinero. Unas veces son los horrores ortográficos que cometen empleados o con trabas para que autoricen los requisitos y se les acredite como ex braceros, incompetentes o la desinformación con que les llenan la cabeza, criando solo dudas estas pobres personas. Nunca falta un alfiler que les desinfle sus esperanzas.
Ahora les han salido con la novedad de que se les otorgarán pagos anuales de 4 mil pesos a todos, para que no digan que no les dan nada. “mejor que se les dé algo a todos, a que se mueran muchos sin que les toque” fue el discurso falaz del señor Delegado. Parece que el gobierno de México quiere voltearles la tortilla y hacerles pensar que les está regalando lo que por derecho ya debieron haber gozado desde hace mucho.
No pasé desapercibida por los asistentes. Era la única persona menor de setenta años. Así, algunos me regalaron fragmentos de su historia. “yo fui jornalero en Los Ángeles CA. Y también en Tucson. Soy viudo. Vengo de Agua Prieta”, “a mi no me quieren dar lo que le correspondía a mi esposo, que ya murió porque vivíamos en concubinato. No les importa que hayamos tenido hijos, ni que lo acompañe hasta el final” otros no me contaron nada, pero me mandaron una sonrisa de gratitud por ser por un momento una de ellos. Estuve hasta que se acabó y fui invitada a acompañarlos cada mes.
La evolución de una sociedad se refleja en sus niños y en los ancianos. No digo más.

jueves, 28 de enero de 2010

oficios de mujer

Astronauta.

No quiero que me bajes el sol,
La luna o las estrellas: Mejor yo subo.
No a luna de miel, o de queso,
ni quiero que me quieras con los pies plantados
sobre la tierra y si tú me amas
yo voy a Marte.
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Carpintera

La tía consuelo
sacándole carcajadas a la madera
con un cepillo la peina, le pone su traje de mesa
y si se le antoja la nombra rompecabezas.
Los niños se bañan con las virutas
que se escapan del talento de la tía consuelo.
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Albañil.

Portadora de equilibrio, me nombro creadora.
mantengo el nivel en su punto medio;
le aplico su maquillaje al rostro de un posible hogar
y le pongo su vestido mineral.
Mis manos, amadoras del trabajo, no del colágeno o la elastina.
¿experiencia laboral? Puedo decir soy mujer,
diestra cimentadora de la vida.

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Papelerita.

Se rompe un capullo y antes del alba
se Ilumina una esquina en la ciudad con ojos de niña;
Parpadeo de semáforo y piececitos ofreciendo
Información de papel a la modorra que en fila
anda al trabajo. Revoloteos de oficio.
Más tarde la harán mujer
Y en la misma esquina nacerá otra mariposa.
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Gasolinera.


Tengo una pistola en las manos y no temo utilizarla.
Cada mañana me levanto con cara de mujer,
Y camino al trabajo con mis pies de mujer.
Soy diestra manejando la bomba y la pistola;
por la noche regreso con la luna
y olor a gasolina
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Transportista.

Trabajo con el listón de asfalto;
soy bordadora de ciudades.
Mi trailer, aguja de carreteras.
Los otros, los de la testosterona
a veces me dicen”Lola”.

Nostalgia de león

La carpa
brota como un hongo
ofreciendo promesas de diversión
los niños
de la mano de los padres, inocentes
se guían por el premeditado rastro de maíz.

Tercera llamada: las luces se encienden.
Aparición de nómadas con tentativas de artistas.
piel de oropel
que cubre la ignorancia.
El presentador hace caravanas;
con adjetivos superlativos anuncia su llegada:
el león.
Un hombre, aparente camarada
entre risas, juegos y palmaditas
hace de dentista
Entre las fauces (nótese lo desdentado),
arriesga su cabeza

Y la función sigue hasta que se acaba.
Atrás
el camerino del rey de hierro especial.
Un bostezo tras otro.
¿Será el polvo o se derrite en tristeza?
Sobre su cama de paja, acicala sus garras ya inútiles,
soltando gruñidos ocasionales
para no olvidar que alguna vez gritó su libertad.
frente a un desfile de ojos con derechos de taquilla
Increíble espectáculo es éste:
¡Pásele!
¡Pase usted a ver a la fiera que rumia
las nostalgias más grandes del mundo!